Leo al maestro José Emilio Pacheco. Leo algo que escribió a los 16 años: Tríptico del gato.
¿Leo o leí? El tercer cuento empieza con una historia sin final. La amenaza de un niño a otro, da pie a otra historia. El perjurio abre inocentemente la segunda historia.
¿Leiste o lees? A veces mi vida tiene dos historias. Ninguna de las dos termina, ninguna de las dos termina de empezar.
¿Cuantas veces tenemos que contarnos a nosotros mismo nuestras historias paralelas para terminar, para soltarlas? Te narro mi vida para olvidar, te narro mi vida mientras otras más han empezado a contarse solas.
Los gatos, afirma el narrador del Tríptico, dieron lugar a las demás especies. Y el caos nació en esos ojos fluorescentes. Me pierdo en su color y en su ambigüedad. Me pierdo en sus paralelismos