viernes, mayo 27, 2005

Me dieron ganas de escribir así como cuando te dan ganas de llorar y no puedes contener las lágrimas.

No es bueno, ni malo, es solo una necesidad. Algo se me quiere escapar del alma y no sé que es, ni porque quiere salirse ahorita que tengo que trabajar y no puedo dedicarme a esto sin sentir un poco de culpa.

Si supiera que es lo habría escrito en una sola frase. Por ejemplo, "Quiero decir que estoy feliz" o "Quiero escribir sobre alguién" o "No tengo ganas de trabajar". Pero al no saber que es, debo soltar la mente y las muñecas con la esperanza de que aquello encuentre su camino al exterior.

La vida no está afuera. La vida está adentro justo allí donde se procesan los estímulos del exterior. Afuera es inmenso pero adentro es infinito. Afuera es el universo sin fronteras. Adentro el misterio del cuerpo imperfecto que contiene a la imaginación descubridora y creadora de millones de universos. Lo que sucede allá, no tiene sentido si no soy espectador y opino y siento. El universo es polvo de estrellas que inventó la vida para darse sentido. Porque sin espectadores, sin testigos ¿cual es el propósito?

Somos la razón del propósito del inifnito. Contenidos por nuestro planeta, la sociedad y nuestro cuerpo. A veces me siento encarcelado, pero lo que sucede es que veo hacia el lado equivocado de la reja. Afuera no sucede la historia. La verdadera historia sucede adentro.

Tengo miedo de darle la espalda a esos barrotes. Olvidarme de ti y de todos los demás para asomarme al otro lado. Me encuentro en la frontera y no se todavía hacia donde voy a caminar.

lunes, mayo 23, 2005

¿Cómo se le ocurre a este hombre de cuatro pies asistir a la feria? Es incómodo tratar de pasar a su lado. Es peor que venir detrás de un par de enamorados.

lunes, mayo 09, 2005

La tristeza no duele. Lo que duele es pensar que no saldremos de ella.

Hasta la boca me huele mal. Me lavo los dientes con esmero, me paso el hilo dental y uso enjuague, pero ningún esmero fue suficiente. Quien va a querer besarte así.

No es mi culpa. Unos bichitos raros en mi estómago se mueren y se pudren. O quizás se mezclan con las sustancias que segrega mi estómago (y las otras glándulas que solo saben hacer su químico trabajo) produciendo un fétido pensamiento que sale en forma de palabras.

"Me gustas" te digo y te alejas como los imanes del mismo polo. ¿Si somos del mismo polo porque tu cabello huele a gloria y mi boca infierno? Las leyes de la naturaleza no funcionan aquí, los polos distintos se repelen. No importa si soy un buen hombre, trabajador, culto y educado. La fetidez como virtud de los muertos se me pegó al estómago.

domingo, mayo 08, 2005

Caen húmedas en mi boca, llenándola de un sabor metálico. Son lluvia suave, con granizo de piel y tejidos humanos.

Cierro los ojos, huelo el olor a quemado y tu silencio mortal.

Me divierto con este nuevo juego. Un explosivo en el vientre, apretar el botón y llenarse el rostro de ese líquido tan vital para ti como para mí.
El placer de esta noche es carmín. De sabores ocres y matizes dorados.

El placer de esta noche huele a Ponto.

El placer de esta noche se cae por mis rodillas, mi entrepierna anhelante y la presión de mi próstata. No veo más luz que la de tus ojos ardientes y tu boca deseando decirme que ya es hora

viernes, mayo 06, 2005

No tengo miedo de entrar. Este cuerpo delgado que parece tan frágil no se dobla con cualquier borrasca. Mis piernas, de muslos afilados como rocas en un acantilado, soportan este peso y otros más. Hacen su trabajo sin queja, llevándome en silencio a cualquier destino.

Mi andar es más firme que el granizo o que el plástico de la carrocería de carros último modelo. No me aferro al amanecer ni al atardecer, tan solo a alcanzar el mediodía abrazador de esta tierra y seguir en pie por el puro placer de llegar.

No tengo miedo aunque no habrá luz y los espectros se desaten con gritos sin esperanza. Mis manos, pequeñas, también frágiles como las de oficinista, como las de médico, son suficientes para cubrir mis oidos, y asi dejar de oir cuando mi miedo deje entrar los miedos de esos espectros.

No tengo miedo, más miedo tienen ellos. Los que viven allí, los que habitan en medio de lamentos. Pasado vuelto presente perenne y esperanzador.

Confió en mí cuerpo para realizar este viaje. Ya tengo todo mi equipaje.

Me despojo de mis ropas y doy el primer paso con el pie derecho.

Luego el izquierdo, luego el derecho, luego....

lunes, mayo 02, 2005

Debería de haber trabajos donde la tristeza fuese útil.

Oficinas grises, con sillas incómodas y sin ventanas. Con luz amarilla y piso de madera crujiente. Donde hubiera teléfonos negros y los suicidas pudieran hablar con dolientes y chillones que están en condiciones más miserables.

Si hubiera trabajos para tristes serían temporales, eso sí, no de medio turno. Tendría que ser posible que se pudiera trabajar dos o tres jornadas diarias. Por semanas, meses o años.

El día que se le acabe a esos empleados la tristeza hay que correrlos sin indemnización porque suficientes prestaciones tuvieron al dejárseles trabajar horas extras.