domingo, agosto 03, 2003

COMPAÑIA

Me gusta mi soledad, deliciosa e infinita; me gusta acompañada de un café y música sin canto; la veo a mi lado, ansiosa y en silencio; me escucha sin interrupciones, sin falso interés, sabe de mis amores y de mis desengaños, confidente fiel, novia que espera sin reclamos; soy de ella y ella lo sabe, ella iluminada, ella oscura; entiende que yo no entiendo, entiende que vivo a la espera, buscando, entiende que el ritmo acelerado y desenfrenado de mi pluma es vida, es placer, es camino de andar, de invitación; dueña de mis mejores momentos, los trascendentales, los que marcan y vuelan por arroyos de aire y arena; sabe de mi rumor y de mi dormir peligroso, antagónico y de soñar; acepta lo inevitable, lo que me mueve, lo conoce mejor que yo y lo disfruta; me mira en silencio, esperando que la pasión termine, que el tiempo se acabe, que el murmullo del andar termine; se hace finita para suavizar mi dolor e infinita en la noche de inspiración; se extiende en un bar, en una plaza, en un museo, ante una dama que camina a lo lejos, sin celos, con amor paciente; mi soledad es mía y yo de ella, es deliciosa y aguarda en un rincón para abrazarme y consolarme.

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