miércoles, octubre 29, 2003

A MI MADRE

El SILENCIO cayó por la ladera de una montaña. Yo llegué tiempo después. Él estaba malherido, su rostro melancólico estaba sucio por un lodo de tierra y sangre. Sus manos se alzaron temblorosas al verme. Sentí mucha lástima. Lo tomé en mis brazos y lo lleve a la orilla de un río cristalino que caía estrepitosamente a través de una cañada. Limpié su cara mientras intentaba platicar con él. Lo alimenté con algo que traía en mi morral. Su rostro comenzó a dibujar una sonrisa agradecida. Abrió su boca y me sopló su paz a la cara. Cerré mis ojos y me imaginé entre los brazos de mi madre. Por primera vez, desde hace tanto tiempo, me sentí seguro y amado.
Al abrir los ojos él ya no estaba.

No hay comentarios.: