lunes, marzo 29, 2004

El acuerdo estaba redactado. Tras 4 semanas de negociaciones entre abogados, los términos estaban terminados. Allí se reflejan mis pretensiones iniciales y tus esfuerzos por mejorar las condiciones a tu favor.

Mientras leo el documento frente a mi abogado, el futuro se presenta ante mis ojos. Sé que voy a hacer un esfuerzo muy grande para cumplir con lo pactado. Hace un mes me creía capaz de tal empresa.

Llevo una semana sin dormir bien. Despierto sudando entre sábanas ligeras y una noche agradable y estrellada. El presente es prometedor, pero el futuro diáfano no hace su parte y dudo.

¿Es justo, tras tanto esfuerzo, discusiones y honorarios de abogados decir que no quiero firmar este acuerdo?

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