miércoles, marzo 24, 2004

Seguimos sin ponernos de acuerdo. A estas alturas ya no podemos sostener una platica civilizada. Con solo oir la voz del otro, la ira aparece. Ayer, cuando escuche tu llamada telefónica, tuve el primer deseo de colgar por miedo, sabía que venían más problemas. Mientras mas te escuchaba algo comenzó a surgir. Te dije que hablaras con mi abogado. Fue mejor. Puedo complicar más las cosas.

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