miércoles, marzo 09, 2005

Los jardines me dan diarrea. Los jardines de casas silenciosas. Esos, me recuerdan el de mi infancia, el refugio ante la ausencia de mi padre. Agazapado, comía algunas hojas, me revolcaba de dolor. Olvidaba el otro.

La mente es traviesa. Ya no necesito empacharme de vegetales para tener una convulsión estomacal. El verde y el silencio, me inducen. Si no supiera la causa de las líquidas defecaciones sin control, me sentiría raro, pero solo consigo sentirme contrariado, avergonzado.

Hay otras cosas que me provocan alguna manifestación anormal, todo sin causa aparente, metido en la sinrazón social. Y me doy rabia.

Hoy estoy triste, en medio de un día casi primaveral y no se que evento extraño en la infancia perdida me pone así. Y sin entender el porque, solo quiero llorar

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