Sé de una mujer que tiene que luchar en soledad contra una enfermedad peligrosa. Tiene hijos pequeños pero no puede tenerlos junto a ella para no preocuparles
Sé de otra mujer enamorada que por no perder a su hijo quizás tenga que renunciar a su amor.
Sé de un hombre que tiene hijos y se siente frustrado, los hijos tomaron su vida.
Sé de otro hombre que quiere ser padre, que ríe con los niños pero que tiene miedo de equivocarse al momento de elegir a la madre.
Los hijos, esos seres indefensos que remueven heridas del pasado y reviven los sueños asesinados por la madurez, son un tema aparte. Cada mujer y hombre llevan su propia historia al momento de enfrentar la maternidad o la paternidad.
El tiempo corre y la falta de energía se convierte en mecanismos de defensa. Defensa contra nuestros hijos, contra nosotros mismos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario