jueves, abril 21, 2005

Él tiende a darme soluciones. Cuando lo escucho pienso porque no las usa para sí. Usa adjetivos para entenderme y poder dar soluciones, pero sus calificativos son incompletos.

¿Que tanto me conoces? ¿Qué tanto te conozco? Me gustaría decirle tantas cosas y hacerle muchas preguntas. Me gustaría remover el doloroso pasado tan sólo para entender. Me gustaría decirle las cosas que recuerdo de nuestra relación. Que me es difícil recordar momentos a su lado. Recuerdo que llegaba a casa arrastrando de una cadena a un silencio entristecido, me era difícil saber que sucedía. Hoy sólo puedo hacer suposiciones.

Me hubiera gustado que me abrazara. Que me preguntara como me sentía sin darme soluciones, o como dicen los psicólogos, sin invalidar mis sentimientos.

Soy bueno para recordar sentimientos y creo que entre él y yo no había sentimientos, o mejor dicho sólo había sentimientos neutros, correctos, faltos de emotividad.

La última vez que recuerdo una emoción entre nosotros fue hace como dos o tres años. Le dije tú no eres feliz. Él atorado en su garganta solo me dió la razón pero no pudo decir más. No supo decir más.

Yo si quiero decir, pero la necesidad de expresar es algo ajeno. Es como un tercer brazo dormido, lo veo pero no sé como moverlo o como asir cosas o como mentar madres con él.

No quiero soluciones de tu parte, nunca hemos coincidido, somos muy diferentes. Lo único que quiero oir es que no importa lo que yo haga, de todos modos me vas a amar.

No hay comentarios.: